El falafel es un plato tradicional de la cocina de Medio Oriente, se desconoce su verdadero origen, unos dicen que está en la India, otros que fueron los antiguos egipcios… pero lo cierto es que se trata de un plato cada vez más elaborado en las cocinas de todo el mundo.
Es una especie de croqueta o albóndiga de legumbres especiadas, generalmente de habas y de garbanzos. Hay variantes en la elaboración del falafel según el país en el que se haga, la variante egipcia se elabora con habas, mientras que el falafel de Oriente Medio suele mezclar habas y garbanzos.
Es una especie de croqueta o albóndiga de legumbres especiadas, generalmente de habas y de garbanzos. Hay variantes en la elaboración del falafel según el país en el que se haga, la variante egipcia se elabora con habas, mientras que el falafel de Oriente Medio suele mezclar habas y garbanzos.
Tradicionalmente se sirve con salsa de yogur (yogur, aceite de oliva, ajo muy picado, zumo de limón y, menta fresca picada y sal), humus o tahin, como entrante.
Hoy en día los falafel se pueden comprar en la sección de refrigerados en muchos supermercados y otros establecimientos comerciales pero es muy fácil de elaborar en casa, como veréis a continuación.
Hoy en día los falafel se pueden comprar en la sección de refrigerados en muchos supermercados y otros establecimientos comerciales pero es muy fácil de elaborar en casa, como veréis a continuación.
En lo que respecta a las propiedades nutricionales del falafel, dado que el principal ingrediente son los garbanzos, comentamos las más destacables de éstos:
Proteínas: el garbanzo es una legumbre rica en proteínas, contiene alrededor del 20% de proteína aunque, al igual que todas las legumbres, carece de algunos aminoácidos esenciales. Por eso, siempre es una buena idea consumir las legumbres junto con cereales como el arroz integral o el trigo sarraceno, que contienen los aminoácidos esenciales que le faltan a las legumbres.
Fibra: todas las legumbres son ricas en fibra, un tipo de hidrato de carbono que el cuerpo no puede metabolizar y que, por lo tanto, atraviesa el intestino arrastrando con ella todo tipo de impurezas, colaborando con la flora intestinal y depurando el sistema digestivo. Además la fibra ayuda a que el organismo realice una correcta absorción de sacáridos y grasas beneficiosas.
Ácidos grasos: los contenidos en los garbanzos son de tipo insaturado, es decir, aquellos que son sumamente beneficiosos para los vasos sanguíneos. Contiene lecitina, un fosfolípido muy saludable que mantiene limpias las arterias y reduce los niveles de colesterol y triglicéridos.
Vitaminas y Minerales: contienen cantidades nada despreciables de vitaminas (sobre todo del grupo B) y minerales y oligoelementos como calcio y hierro.
Vamos a la receta.
Ingredientes:
370 gr de garbanzos remojados durante una noche (crudos).
1 cebolla pequeña picada.
5 dientes de ajo.
1 cucharada de comino molido.
1 puñado de perejil picado fino.
½ cucharadita de bicarbonato sódico.
1 pizca de sal.
Pimienta.
Aceite de oliva para freír.
Elaboración:
Ponemos a remojo los garbanzos la noche anterior. Escurrimos bien los garbanzos y los trituramos en un procesador de alimentos, junto con la cebolla y el ajo. No los trituramos totalmente, los dejamos a la mitad del tamaño de un grano de pimienta más menos, ya que si nos excedemos picando quedará demasiado pastoso, homogéneo y además la cebolla producirá demasiada agua.
Pasamos a un bol los garbanzos, la cebolla y los ajos y añadimos las especias, las hierbas aromáticas, la sal y el bicarbonato, mezclamos bien y dejamos reposar unos 30 minutos.
Pasado este tiempo formamos los falafels con la mezcla resultante, apretando bien con la palma de la mano para eliminar el exceso de agua que pueda contener, y las aplanamos ligeramente. Dejamos reposar en una bandeja durante 20 minutos.
Ponemos en una sartén honda aceite, el suficiente para cubrir el falafel por la mitad y freímos los falafels por tandas durante 2 o 3 minutos por cada lado o hasta que queden dorados. Los dejamos escurrir sobre un papel de cocina absorbente y listos para comer.
También podemos preparar la versión saludable, que es en lugar de freirlos en la sartén, hacerlos en el horno durante 30-40 minutos a 200ºC (el tiempo puede variar en función del horno y del grosor del falafel).
Tan solo queda disfrutar de este especiado bocado, están deliciosos.
"Cada mañana volvemos a nacer. Lo que hacemos hoy es lo que realmente importa"- Buda.
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