Alimentarse en armonía con las cinco fases de transformación quiere decir, según la medicina tradicional china, distribuir los alimentos por el cuerpo según su efecto energético y conseguir sean ingeridos instintivamente para fortalecerlo, no solo con intención de aplacar la sed y el hambre físico, sino también para mantenerlo equilibrado, calmado, mimado y fuerte.
Una vez pasado el verano, como época de vacaciones, descanso, relax … donde la comida tiene menos importancia ya que el calor hace disminuir la necesidad de tomar alimento, entramos en el otoño, que igual que nos abrigamos más, tenemos que ajustar los hábitos alimenticios, con el fin de estar en armonía con el entorno.
En esta época del año, la energía se recoge, se concentra, se almacena y se elimina todo lo sobrante, al igual que los árboles pierden sus hojas, nosotros hacemos eliminaciones importantes en forma de catarros y resfriados. Tenemos que soltar lo viejo, lo estancado, lo putrefacto, lo que ya no nos es útil ni saludable, dando la oportunidad al despegarlo de que sea reciclado y dignificado.
Los órganos más activos en esta época del año son los pulmones y el intestino grueso. La energía del otoño es la adecuada para desintoxicar el intestino grueso y repoblar su flora bacteriana; purificar los pulmones y hacer ejercicios respiratorios. Para ello los alimentos más adecuados son los de naturaleza tibia y caliente, que aporten humedad y desciendan la energía.
Los alimentos del otoño por el tipo de crecimiento son las raíces y los granos. El cereal más indicado puede ser el arroz integral o el mijo, la legumbre que mejor armoniza nuestra energía las lentejas y como verduras acompañantes los nabos, zanahorias, chirivías, las raíces en general.
Las cocciones serán más largas, como guisados, estofados, sopas, hervidos y algún horneado.
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