martes, 28 de noviembre de 2017

Despacito .....

Casualidad que ésta haya sido la canción del verano, no?! jejejeje nooooooo, nada es casual, todo pasa para algo. Esta semana no hay receta, bueno hay receta, pero de las que no se comen, esta semana comparto con vosotros una reflexión de cómo vivimos, qué rápido vamos por la vida, qué buscamos ...... entre otras cosas.

Parece contradictorio que, en nuestra vida moderna, donde continuamente la tecnología evoluciona para ahorrarnos tiempo, cada vez vayamos más acelerados. Parece que todo es una carrera, y tratamos de meter en cada minuto del día la mayor cantidad posible de tareas.

A veces, parece como que necesitamos sentirnos ocupados. Si no estamos ocupados nos sentimos perezosos e improductivos, que perdemos el tiempo. De hecho, a menudo competimos tratando de demostrar lo ocupados que estamos. ¡Tengo mil cosas que hacer! ¡Pues anda que yo! Parece que el mejor es la persona que tiene el horario más loco, que se precipita de una tarea a otra sin tiempo, porque eso significa que es más exitoso e importante.

Tal vez estemos equivocados y vamos a una velocidad equivocada. Tal vez si estamos constantemente corriendo, nos vamos a perder la oportunidad de la vida misma. La vida se mueve a un ritmo tan rápido que nos parece que se está pasando sin poder disfrutar de ella.

Sin embargo, no tiene porqué ser así. Nos podemos revelar en contra de ese ritmo agitado, y reducir la velocidad para disfrutar de la vida. Disminuir la velocidad es una elección consciente y no siempre es fácil, pero conduce a un mayor aprecio por la vida y a un mayor nivel de felicidad.

Para reducir la velocidad e intentar disfrutar más de la vida podemos ir poniendo en práctica alguno de estas cosas:

-Dejar de hacer lo innecesario: es difícil reducir la velocidad si tratas de hacer miles de cosas. En su lugar, toma la decisión consciente de hacer menos. Revisa tus tareas y compromisos, y determina qué es lo realmente importante. Con cada una, pregúntate: “¿Cómo es de necesario que yo haga esta tarea? ¿Qué pasaría si no la hago? ¿Cómo puedo eliminarla, delegarla, automatizarla?” Céntrate en hacer las cosas importantes, y deja de lado el resto. Si haces menos cosas, puedes hacerlas a un ritmo más relajado, en lugar de tratar de hacerlas dentro de un horario establecido. Deja espacios de tiempo entre tus tareas y citas, y así podrás moverte a través de tus días a un ritmo más pausado. Esta regla se aplica no sólo a tu vida laboral, sino a tu vida en general -hacer menos recados, tareas, actividades de ocio, etc.- con el fin de tener un horario más relajado.

- Estar presente: No es suficiente con hacer menos, también es importante ser realmente consciente de lo que estás haciendo en este momento. Intenta meditar: aprende a vivir en el presente, en lugar de pensar tanto en el futuro o en el pasado. Eso significa que, cuando te encuentras pensando en algo que tienes que hacer, o algo que ya ha ocurrido, o algo que podría suceder… lleva suavemente tu pensamiento a tu momento presente. Concéntrate en lo que está pasando en este momento. Por ejemplo, cuando comas, aprecia completamente tu comida. Cuando estás con alguien, está con esa persona plenamente. Cuando estás caminando, aprecia tu entorno, sin importar dónde te encuentres.  

- Desconectar: Practica la desconexión de vez en cuando. Apaga todos los aparatos electrónicos. Apaga el teléfono. Apaga Internet. La televisión. Estar conectados todo el tiempo significa que estamos sujetos a interrupciones, totalmente estresados pendientes a la información que entra, estamos a merced de las demandas de los demás. Es difícil reducir la velocidad cuando siempre se está comprobando los mensajes entrantes. Desconecta y dedica ese tiempo a hablar, jugar, leer un libro, dar un paseo al aire libre o simplemente a estar contigo solamente y sentirte.

- Comer conscientemente: En lugar de abarrotar los alimentos en nuestras gargantas tan rápido como sea posible, aprende a comer más lentamente, con atención plena. Sé consciente de cada bocado, aprecia los sabores, adivina los ingrediente y disfruta las texturas. Suelta el tenedor entre bocado y bocado, disfruta de los olores. Comer despacio tiene la doble ventaja de saciarnos antes y hacer que la comida sepa mejor. Para comer con atención plena es muy importante que comas sentado y sin distracciones: apaga la televisión y el teléfono. ¡Y por supuesto nada de comer delante del ordenador!

- Moverse despacio: El movernos rápidamente de un lado para otro es consecuencia también del ritmo de vida y el exceso de tareas. Andamos como locos de una cita a otra, llegando tarde y acelerados a todos lados. Prueba a moverte más despacio. Cuando camines, obsérvate: ¿vas casi corriendo? Afloja el ritmo. Mira a tu alrededor, aprecia el lugar por dónde te mueves, estés donde estés. Acostúmbrate también a reducir la velocidad cuando conduces. La mayoría de las veces estamos constantemente corriendo a citas u otros lugares porque no hemos asignado el tiempo suficiente para la preparación y el trayecto. Si todos los días vas con prisa al trabajo, igual es que tienes que salir 10 o 20 minutos antes. Organiza tu tiempo para llegar puntual y sin prisas a todos sitios.

- Reducir compromisos: El principal motivo por el que vamos tan acelerados es porque tenemos demasiados compromisos. Y no me refiero sólo a compromisos laborales -proyectos, reuniones, citas y similares. También a actividades extraescolares de tus hijos; limpieza y cuidado del hogar; compromisos sociales; compromisos cívicos; clases y grupos a los que vamos, aficiones…Haz una lista con todos ellos y reflexiona sobre cuáles puedes prescindir. Quédate con los más esenciales -4 o 5- y date cuenta de que el resto no encajan con este momento de tu vida. 

- Focalizarse: Esto es difícil a veces. Pero también es una causa del aumento de la tensión en la vida. Si estás con tus hijos y tienes trabajo en mente, por ejemplo, la solicitud de jugar de tus pequeños puede ser una molestia más que una invitación al juego imaginativo con tus hijos. Si estás conduciendo y a la vez hablando por el móvil, raramente te sentirás con paz interior en ese momento. Céntrate en una cosa a la vez. Olvida la multitarea, que es amiga de la prisa -y también enemiga de la productividad, aunque parezca lo contrario. Concéntrate en una sola tarea y estate 100% presente mientras la haces. Cuando sientas la necesidad de cambiar a otras tareas o de pensar en hacerlas, haz una pausa. Respira y vuelve a focalizarte.

- Centrarse en las personas: ¿Cuántas veces te has encontrado con un amigo o familiar, le has saludado rápidamente y a continuación te has ido porque tenías prisa? Creo que esta es la clave de la deshumanización: ya no nos conectamos con las personas tanto como solíamos hacer. Hemos perdido las habilidades necesarias para tener una conversación agradable y relajada. Por otro lado, con demasiada frecuencia pasamos tiempo con amigos y familiares y no estamos allí con ellos. Hablamos con ellos, pero estamos distraídos por aparatos. Estamos ahí, pero nuestras mentes están en cosas que necesitamos hacer. Escuchamos, pero realmente estamos pensando en nosotros mismos y en lo que queremos decir. Ninguno de nosotros es inmune a esto, pero con esfuerzo consciente se puede apagar el mundo exterior y sólo estar presente con la persona a la que estás. Dedica tiempo de calidad a tus seres queridos. La próxima vez que te encuentres con alguien, detente, respira, sonríe, relájate habla, escucha.

-Disfrutar de las pequeñas cosas: Esto se relaciona con estar presente, pero un paso más allá. Se trata de estar plenamente presente en lo que estás haciendo, y también apreciar todos los detalles de lo que haces, y encontrar los detalles agradables. Por ejemplo, cuando estás lavando los platos, en lugar de hacerlo rápidamente como una tarea aburrida para terminar cuanto antes, siente las sensaciones del agua, de la espuma, de los platos. Realmente puede ser una tarea agradable si aprendes a verlo de esta manera. Lo mismo pasa con otras tareas que hacemos a lo largo del día. La vida puede ser mucho más sencilla y placentera si tenemos este pequeño hábito.

- Conectarse con uno mismo: Una manera de reducir la velocidad y disfrutar más de la vida es conectándote contigo mismo. Hay distintas formas de hacerlo: 

*respira. Cuando te encuentres acelerado y estresado, haz una pausa y toma una respiración profunda. Siente el aire entrar en tu cuerpo, y siéntelo cuando sale de él. Centrarte plenamente en cada respiración te traerá de vuelta al presente, y te desacelerará.

*estate sin hacer nada. Muchas veces cuando tenemos que esperar, nos sentimos impacientes e incómodos. Cogemos una revista o nuestro teléfono móvil, para “aprovechar” ese tiempo. En su lugar, trata de estar sin hacer nada, mirando a tu alrededor, absorbiendo el entorno. Observa y escucha a la gente que te rodea. Hazlo con una sonrisa.

*medita y/o haz ejercicio. Estas dos actividades te permiten estar más conectado contigo mismo, con tu mente interior y con el mundo que te rodea. Si estás sentado en la oficina todo el día, ¿cuándo vas a salir a la calle a respirar aire fresco y ver cómo está el cielo? Si no dejas de hacer el millón de cosas que haces todos los días, ¿cuándo vas a ser capaz de cerrar los ojos y escuchar lo que está dentro de ti? 

Prueba estas cosas para reducir la velocidad y disfrutar más. La vida es mejor cuando estamos tranquilos. Y dada la naturaleza fugaz de esta vida, ¿por qué perder ni un momento en acelerarla?

Sed felices, bonita semana.




miércoles, 22 de noviembre de 2017

Bocados vegetales

Esta semana he preparado estas bolitas vegetales, que están de vicio, la verdad, yo las he preparado con zanahoria rallada, calabacín rallado y unas hojas de repollo troceadas bien finitas, en crudo, todo en crudo. Ahora sí, las he frito, jejejeje casi nunca frío las croquetas, hamburguesas o albóndigas ya que suelo hacerlas al horno hasta que estén doradas, pero al tener toda la verdura cruda, éstas las he frito.

Si no te gustan con forma de croqueta, como las he hecho yo, las puedes hacer tipo tortita o hamburguesa, eso ya como tú prefieras.

Para darle sabor he elegido el combinado de especias Garam Masala, que me encanta y para darle consistencia y para que las verduras no se "desparramen" he utilizado la harina de garbanzo.

Esta receta la encuentro muy divertida sobre todo si tienes nenes pequeños en casa, van a disfrutar un montón si te ayudan. Vamos con esta receta taaaaaan fácil.

Ingredientes:

1 Zanahoria rallada finamente
1/2 Calabacín rallado finamente 
5 hojas de repollo quitado el nervio y troceado en juliana muy fina
Jengibre rallado (mejor si es fresco, si no, en polvo) 
c/n Harina de Garbanzo,
1 cucharadita de café de Garam Masala, 
1/2 cucharadita de café de cilantro en Polvo, 
1/2 cucharadita de café de cúrcuma, 
c/n de pimienta negra molida, 
c/n sal marina, 
Aceite de Oliva.

Elaboración:

Rallamos finamente la zanahoria y el calabacín y colocamos en un bol. A las hojas del repollo les quitamos el nervio o parte más dura que divide la hoja en dos, y cortamos en juliana muy muy fina el resto de la hoja.
      
Juntamos todas las verduras y mezclamos bien, salamos y empezamos a agregar la cantidad necesaria de harina de garbanzo amasando con las manos hasta que se forme una masa fácilmente moldeable con la que podamos trabajar las bolitas.

Una vez tengamos conseguida la consistencia necesaria añadimos a la masa la mezcla de las especias. Yo he elegido Garam Masala porque me gusta mucho, pero si no tienes, puedes añadir la combinación que más te guste (comino, ajo molido, etc....) y mezclamos muy bien con las manos.
Cogemos la cantidad necesaria de la masa para formar las bolitas, que dependiendo del tamaño deseado saldrán más o menos unidades. Yo te recomiendo que las hagas de bocado, aunque el tamaño croqueta tampoco está nada mal.

Una vez formadas todas las croquetas o bolitas, ponemos aceite de oliva en una sartén y cuando esté caliente las dejamos caer y freímos por todos los lados hasta que estén suficientemente doradas (recordad que la verdura está cruda). Colocamos en un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. 
 
Tan solo te queda emplatar y disfrutar calentitas, están de vicio ☺☺👅 
Nosotros comimos estos bocados vegetales con un poco de veganesa (mayonesa vegetal) acompañados de seitán a la plancha con pesto de pipas. Cena completa 😋😋😉

"No pierdas el tiempo, no intentes cambiar a nadie. No puedes ni si quiera cambiar a las personas que amas... Solo puedes cambiarte a ti mismo".- Buda







miércoles, 15 de noviembre de 2017

Bombones de boniato

Delicioso postre dulce con ingredientes de temporada como el boniato, ideal para estos días de comidas familiares navideñas.
 
El boniato, batata, moniato, camote o patata dulce es un tubérculo que se consume en la alimentación como la patata, aunque a diferencia de ésta, no pertenece a la familia de las solanáceas, si no que se trata de una convulvácea. 

Su composición nutricional es algo diferente a la de la patata, posiblemente mejor, ya que contiene además de almidón, muchos betacarotenos (pro-vitamina A) potentes antioxidantes que nos ayudan a mejorar la salud cardiovascular, de la piel, del hígado, de la vista y de las mucosas digestivas así como nos ayuda a aumentar las defensas, siendo un vegetal idóneo en los cambios de estación (cuando suelen darse casos de infecciones respiratorias y gastrointestinales). 

Existen muchas variedades de boniatos, pueden ser de piel blanca, naranja, roja o morada, así como su pulpa. Su sabor es suave y muy dulce cuando se cocina, y cuanto más lenta y larga sea la cocción mayor será su dulzor. 

Es un vegetal rico en carbohidratos que constituye una excelente fuente de energía muy nutritiva y de fácil digestión que equilibra el aporte de azúcares con un alto contenido en fibra (su fibra es del tipo pectina, que le proporciona una textura suave y ralentiza la digestión de los carbohidratos reduciendo su índice glucémico, evitando así las hiperglucemias). También, igual que la patata, es una fuente natural de almidones.

La receta es muy sencilla tan solo tienes que asar las boniatos y ponerte manos a la obra. Vamos con la receta:

Ingredientes:

500 gr de boniatos asados
250 gr almendra molida
Ralladura de un limón
melaza de arroz al gusto
Cobertura: coco rallado, harina de algarroba/cacao puro desgrasado, nueces

Elaboración:

Horneamos los boniatos con su piel hasta que estén blandos (media hora en el horno a 180ºC, aunque depende del horno y del tamaño de los boniatos), los pelamos y hacemos un puré chafándolos con un tenedor, reservamos hasta que se enfríen. 

Añadimos la almendra molida, la ralladura de limón y la melaza al gusta hasta conseguir una pasta firme, como a mi no me gustan excesivamente dulces, suelo poner 3 o 4 cucharadas soperas.

Ya tenemos preparada la pasta base, que nos servirá de base para los bombones con distintas coberturas 😜, por ejemplo de coco, nueces y cacao o algarroba. Para ello dividimos la pasta base en tres partes iguales y rematamos los bombones con: 

- Nueces: pela las nueces, aproximadamente una por bombón, pica la mitad de las nueces y las mezclas con la pasta base, haz las bolitas e incrusta un trozo grande de nuez encima. Si quieres, puedes añadir una gota de melaza encima de la nuez.

- Algarroba/cacao desgrasado: añadimos a la pasta base unas chucharadas (al gusto) de harina de algarroba o cacao desgrasado y hacemos las bolitas. Rebozamos las bolitas en algarroba o cacao.

- Coco: añadimos a la pasta base unas chucharadas (al gusto) de coco rallado y hacemos las bolitas. Rebozamos las bolitas en coco rallado.


Listas para disfrutar.....espero que te gusten!



"Llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos."- Fernando Pessoa




martes, 7 de noviembre de 2017

Albóndigas vegetales

Hay mil maneras de hacer albóndigas vegetales, a mí me encantan las que hago utilizando los cereales (mijo, arroz…) y legumbres (lentejas, alubias, garbanzos) como ingredientes principales junto a las verduras, no son complicadas de hacer, están deliciosas, tan solo tienes que lograr cierta consistencia para que las albóndigas no se deshagan cuando las cocinas en salsa o en sopa. 

Las albóndigas vegetales de la receta de hoy, están hechas con gluten de trigo (ingrediente principal del seitán) que es lo que hace que tengan una consistencia carnosa y jugosa. Son fáciles y rápidas de preparar, versátiles y saludables (salvo que seas celíaco y no puedas comer gluten).

Por contra el seitán puede presentar algunas dificultades para realizarlo bien ya que si le añades demasiado líquido, te quedará un seitán pastoso como el pan mojado y no lo podrás trabajar; y si no le añades el líquido suficiente, te quedarás con un seitán gomoso como el chicle. Se trata de practicar y encontrar la textura adecuada y la que más te guste. Aquí encuentras mi receta de hacer seitán en casa con harina de gluten de trigo.

A estas albóndigas de seitán les añado patata y alubias que hacen que las albóndigas mantengan una textura suave y no gomosa.

Las acompañamos en esta ocasión con salsa tomato, pero puedes añadirlas a un plato de pasta o comerlas entre pan con un poco de ensalada.

Ingredientes de las albóndigas (para 4 personas)

1 patata media-grande (unos 225 gramos), pelada y a dados 
100 gramos de alubias blancas
1 cebolla mediana
3 dientes de ajo cortados 
2 cucharadas de shoyu o tamari
120 ml de caldo de verduras
130 gr de gluten de trigo
2 cucharaditas de pimentón ahumado
2 cucharaditas de orégano seco
3 cucharaditas de albahaca seca
4 cucharadas de levadura de cerveza

Ingredientes de la salsa tomato

2 cebollas grandes
4 zanahorias
1/4 de remolacha cocida
Orégano
Vinagre de umeboshi
Concentrado de manzana

Elaboración de las albóndigas:

Precalentar el horno a 200°C. Hervir la patata. Escurrirla y chafarla con un tenedor hasta conseguir un puré. Reservar para enfriar. 

Mientras tanto mezclar las alubias, un cuarto de la cebolla, 3 dientes de ajo, el shoyu o tamari y el caldo vegetal en un bol y lo trituramos con la batidora, quedando una especie de salsa casi sin consistencia.

En otro bol combinar el gluten de trigo con todas las especias (pimentón, orégano, albahaca), la levadura nutricional, puré de patatas y la mezcla de las alubias recién triturada. 

Remover bien la mezcla utilizando las manos, apretando la masa hasta que se forme una pasta homogénea.
Disponer porciones de la masa en las manos y formar las albóndigas redondeando la pasta. Colocarlas en una bandeja de horno ligeramente engrasada o cubierta de papel y hornearlas durante 20 minutos, dándoles la vuelta a los 10 minutos. 
 
Las albóndigas están listas para comer ya sea recién sacadas del horno o tras dejarlas enfriar y recalentar con la salsa después (enfriarlas ayuda a que tengan una consistencia más firme y carnosa).

Elaboración de la salsa tomato:

Cortar la cebolla en cuadrados grandes y saltear con un poco de aceite y una pizca de sal durante 5 minutos. Añadiremos la zanahoria en rodajas grandes y saltearemos unos minutos más, hasta que se doren. Pondremos laurel, orégano y agua hasta que cubran las verduras y lo dejaremos cocer 15-20 minutos a fuego medio. 

Batimos y vamos añadiendo la remolacha poco a poco, hasta conseguir el color deseado. Este paso es importante. No hay que añadir toda la remolacha de golpe, porque al tener ese sabor tan fuerte acapara la receta. Tan solo se pone la justa hasta conseguir el color rojo característico del tomate. 
 
Rectificamos el sabor añadiendo poco a poco vinagre de umeboshi y concentrado de manzana. Vamos probando hasta conseguir el sabor que deseemos.

Añadimos las albóndigas a la salsa tomato y calentamos y ya está listo para emplatar, que aproveche!!








"Aquello que para la oruga se llama fin del mundo, para el resto del mundo se llama mariposa."- Lao Tse