martes, 19 de mayo de 2020

Alimentación en primavera

La primavera está a la vuelta de la esquina; poco a poco los días se alargan, los almendros comenzarán a florecer en breve y los narcisos nos anuncian el cambio de estación.

Las aves también auguran el paso de estación, surcan los cielos buscando ramitas para rehacer sus nidos. El monte se llena de trinos y revoloteos de pájaros.

Todavía vendrán días de frío y lluvia, incluso alguna nevada tardía, pero ya no es lo mismo. La promesa de los días cálidos, la cercanía de la época sin abrigos, la certeza de saber que el sol volverá a brillar durante más horas y a broncearnos, hacen estas últimas semanas de frío mucho más llevaderas.

Al igual que la naturaleza, nuestro cuerpo, también comienza a salir del letargo. Sentimos que intenta abrirse, activarse, dejando atrás el recogimiento y la quietud del invierno.

Hay una disposición natural a limpiar y aligerar cargas acumuladas.

La medicina china asocia la primavera a la infancia; la etapa de la vida en la que crecemos a mayor velocidad; en la que disponemos de mayor caudal de energía.

Así pues, esta estación es momento de crecimiento y expansión, momento para crear y desarrollarse, comienza el movimiento…

Conservar la salud durante la primavera significa mantener su elemento, madera: mantener el hígado y la vesícula biliar en la mejor forma posible.

El hígado


El hígado ayuda al metabolismo de los carbohidratos, grasas y proteínas, regula el nivel de azúcar en la sangre transformando las grasas y proteínas en glucosa.

Forma vitamina A y la almacena junto a minerales como el cobre, el zinc y el hierro. Filtra las toxinas de la sangre y las descompone para permitir su eliminación.

El hígado es el principal laboratorio de nuestro organismo, almacena y distribuye la nutrición por todo el cuerpo. También produce bilis que ayuda a la digestión.

Depurar y purificar, justo lo que necesita nuestro cuerpo después del invierno, limpiar los excesos de energía pesada y densa del invierno.

¿Cómo depurar?


Fuente: facpe
Para depurar reduciremos la cantidad de proteína diaria y aumentaremos la ingesta de verduras de todo tipo.

Las verduras y frutas ligeramente amargas y ácidos frescos son buenas purificantes: berros, ortigas, rabanitos, alcachofas, puerros, borrajas, kiwi, limón.

En primavera seguimos necesitando energía que caliente, nutra y equilibre, pero no tanto como en estaciones pasadas.

Debemos reducir la ingesta de sal o condimentos salados, el tiempo de cocción, aceite (fritos), asados y cocciones a presión o estofados largos; e integraremos más alimentos y métodos más ligeros como el vapor, hervidos, escaldados, salteados o germinados. 

Las sopas deberán ser más ligeras que en invierno, con menos cereales y leguminosas y más verduras.

La fruta tiene el efecto energético de enfriar y aunque ahora nos resulte muy tentador intentaremos recordar que todavía no es verano.

Es recomendable utilizar frutas estacionales aplicando algún factor como el fuego (compotas) o la sal (frutas maceradas).

Con estos consejos y con la práctica frecuente de un deporte como el yoga o pilates conseguiremos estar en sintonía con el entorno que nos rodea y disfrutar de la salud en plenitud.

Que disfrutéis de la primavera!!

(Colaboración para http://vidalaurayoga.es)




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