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martes, 22 de septiembre de 2020

Alimentarse en otoño

La energía otoñal es una energía que se mueve hacia adentro, después de sentir la energía expansiva del verano, lentamente empezamos a transicionar a una energía de recogimiento. A mitad de otoño ya experimentamos mucho más intensamente este movimiento energético “hacia adentro” que nos prepara para el invierno. Y es recomendable soltar lo viejo, lo estancado, lo putrefacto, lo que ya no nos es útil ni saludable, dando la oportunidad al despegarlo de que sea reciclado y dignificado. 


Una de las Leyes Universales, es la Ley de la impermanencia, que dice que todo está en constante cambio y movimiento, todo muta y se transforma constantemente. Sentir tristeza es natural, es una emoción humana más, pero es importante sentirla y expresarla sin quedarnos apegados a ella. 

Cuando somos capaces de aceptar el cambio y la impermanencia de la vida, entonces la tristeza es como una oleada que va, nos revuelca en mayor o menor medida, pero luego marcha. Nos permitimos sentir la tristeza, atravesamos el duelo, pero podemos disolver los vínculos antiguos y cerrar un proceso, para dejar espacio y abrirnos a algo nuevo. 

El órgano y la víscera que se encuentran más activos durante el Otoño son los Pulmones y el Intestino Grueso. Ambos tienen funciones de eliminación y purificación en nuestro cuerpo. Y ambos nos presentan con una importante metáfora sobre la importancia de aprender a soltar y fluir con los cambios de la vida. 

Los pulmones, nos conectan con el recibir y soltar. Su función purificadora del aire nos mantiene vivos gracias al balance entre la inhalación y la exhalación. La vida es un constante flujo de intercambio de energía. 

El Intestino Grueso también nos regala una metáfora sobre aprender a soltar. La energía de otoño es la adecuada para desintoxicar el intestino grueso y repoblar su flora bacteriana. 

Para ello los alimentos más adecuados son los de naturaleza tibia y caliente, que aporten humedad y desciendan la energía. 

Alimentos a evitar 

  • Los alimentos de consistencia pegajosa. 
  • Los lácteos, especialmente la leche, yogurt y los lácteos más frescos y líquidos. Estos afectan a los pulmones generando mucosidad. 
  • El excesos de harinas y horneados pues bloquean nuestros intestinos. 
  • Los huevos y las proteínas animales, ya que generan putrefacción en nuestros intestinos. 
  • El exceso de picante muy fuerte. 
  • El exceso de dulces o frutas tropicales que tienden a enfriar nuestro cuerpo. 
  • Reduciremos el consumo de alimentos crudos y el exceso de fruta cruda, para ir ayudando al cuerpo a entrar en calor y prepararse para el invierno. 

Alimentos recomendados 

  • Los cereales más indicados son el arroz integral y el mijo, por ejemplo en sopas (sobre todo en caso de problemas intestinales) ya que nos ayudan a mejorar la absorción intestinal. 
  • La legumbre que mejor armoniza nuestra energía las lentejas 
  • Las verduras: nabos, zanahorias, chirivías …. (las raíces en general) y las verduras de hojas pequeñas, la cebolla, el brócoli, la coliflor, las coles de Bruselas, los rabanitos, la raíz de loto, el boniato, las castañas, las calabazas y no olvidemos las setas, las reinas del otoño, que estimulan la función del sistema inmunitario y van bien para evitar los resfriados en invierno. 
  • El alga hiziki (con moderación) 
  • Las frutas: la granada, La pera y la manzana (estas dos últimas en compota mejor) 
  • El sabor picante suave con moderación, como el del navo daikon rallado, el jengibre, la mostaza y el wasabi. Que nos calienta y moviliza la energía del cuerpo. 
  • Las cocciones serán más largas, como guisados, estofados con poca agua, sopas, hervidos y algún horneado. 


La actitud a la hora de preparar los alimentos también es importante, recuerda que al cocinar participamos de un proceso de transformación del alimento para poder darle a nuestro cuerpo aquello que está necesitando tanto a nivel físico como emocional. La actitud para cocinar ha de ser de positividad y con predisposición a soltar el resultado final, sin querer controlar todo, con una actitud más bien relajada. 

Todas las estaciones están conectadas y permiten la existencia de las otras. Para crear equilibrio físico, mental, emocional y espiritual en nuestra vida debemos aprender a conectar con el momento presente, y aprender a fluir con los ritmos de la naturaleza. Una muy buena manera de hacerlo es conectando mediante la alimentación. 

No olvides que somos UNO con la naturaleza, el organismo que nos da la vida. Cuando nos armonizamos con ella a través de aquello de lo que nos provee, estamos creando una relación simbiótica, fomentando el equilibrio y la felicidad en todo aquellos que somos y compartimos.

 


P.D. En el blog puedes encontrar muchas recetas para otoño, estas son mis favoritas: sopa de mijo remineralizanteAlubias rojas con hinojo y calabaza o Sopa de miso




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