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miércoles, 13 de enero de 2016

La alimentación de invierno

El invierno es la más fría y oscura de las estaciones del año, es el momento en que los seres vivos se recogen hacia dentro y los cultivos de la naturaleza se almacenan. Por lo tanto hemos de procurar mantenernos calientes y es importante en esta estación tener un lugar cómodo para relajarnos, dormir ..... y soñar.
El invierno está relacionado con el elemento agua, y en nuestro cuerpo, con los riñones y la vejiga de la orina. Estos órganos determinan el equilibrio de los minerales y la base ácida del cuerpo mediante la filtración de la sangre, la micción y la eliminación de substancias innecesarias. 

Los excesos en la sal, proteínas de mala calidad, medicamentos, alcohol, productos químicos o muy procesados perjudican mucho a este elemento. Es inhibida su función por el exceso de azúcar o productos refinados, horneados y con exceso de manipulación industrial y hacen producir descargas los alimentos ácidos.

Nuestros riñones llegan muy cansados a esta estación (de ahí la facilidad de tener lumbalgias y ciáticas en esta época), van a necesitar reponerse, por ello buscaremos alimentos saludables en las profundidades del mar, como peces (no de piscifactoría) bajos en grasas y con altas cantidades de proteínas, minerales y vitaminas y las algas, vegetales ricos en proteínas con alto contenido en vitaminas E y A, particularmente ricas en calcio, fósforo, potasio, hierro, yodo y que estimulan y refuerzan la piel, cabellos, uñas y nutren el sistema endocrino, especialmente las glándulas tiroideas y suprarrenales.

La energía del inviernos es la adecuada para tonificar los riñones, mantener la constitución, fortalecer, guardar .... por lo que nutriremos el interior de nuestro organismo, los huesos, médula y el cerebro.
Los alimentos más recomendables para el organismo durante esta estación del año son las raíces y los granos, especialmente le favorecen los alimentos con alto contenido en sales minerales y las cocciones lentas.

Como ejemplo de alimentos que tonifican y equilibran, tenemos: las algas, las legumbres en general y las azúkis en especial, las judías pintas, las raíces, los alimentos negros (soja negra, sésamo negro, tinta de sepia ...), dátiles, ciruelas, uvas negras, aceitunas negras. El mijo y el trigo sarraceno son buenos calentadores del cuerpo y menos feculosos que otros cereales. Conseguimos una ingesta de proteína completa si acompañamos a los cereales con leguminosas: judías rojas, azukis, lentejas, garbanzos, guisantes, ya que en las proteínas completas encontramos todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo no produce. 
En invierno hay menos frutas en el campo, por lo que, si no vivimos en un clima tropical, éstas sólo constituirán una pequeña parte de la dieta en esta época, y si los tomo, elegiré preferiblemente para la mañana zumos y para el resto del día frutas maceradas o cocinadas (compota).
Utilizaremos el miso dos o tres veces por semana, para salar o condimentar, ya que tanto el miso como las algas actúan sobre el cuerpo liberándolo de radiaciones, metales pesados y otras substancias tóxicas. 

En el blog puedes encontrar recetas adecuadas para esta estación del año como pueden ser los azukis con calabaza, la sopa de trigo sarraceno y las bolitas de arroz integral

Con estos consejos conseguimos estar en sintonía con el entorno que nos rodea y disfrutar de la salud en plenitud.

¡Feliz invierno!

"A veces nuestro destino se asemeja a un árbol frutal en invierno. ¿Quién pensaría que esas ramas reverdecerán y florecerán?. Mas esperamos que así sea, y sabemos que así será.- Johann Wolfgang von Goethe.



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