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lunes, 4 de diciembre de 2017

Calabacines rellenos de quinoa

Hoy os traigo la receta de calabacines rellenos de quinoa. Pensé en hacer esta receta con los calabacines tradicionales, los alargados, pero al ir a comprarlos vi éstos y me enamoré e hice la receta con ellos.
Y es que además de su vistosidad, éstos calabacines luna son muy tiernos y se prestan a la mil maravillas para su rellenado con los ingredientes que tengáis a mano, pues quedan fenomenal y el sabor tan sutil que tiene este calabacín hace que podáis cocinarlo con casi todo lo que se os ocurra. 

Esta especie de calabacin se consume entero (con piel y semillas incluidas) salvo el pedúnculo: a cuadraditos y frito, o cocido en sopas, pucheros, o cocido y en ensalada, y es el recipiente que relleno al horno también se consume junto con el relleno y ésta es la receta de hoy. ligera, y además muy sabrosa. 

Ingredientes:

4 calabacines luna (aunque podéis usar los normales si no encontráis)
1 cebolla
200 gr de quinoa
1 diente de ajo
Queso parmesano para gratinar 
Semillas de lino
Sal y pimienta
Aceite de oliva virgen extra
1 chorrito de shoyu o tamari

Preparación:

Lavamos varias veces la quinoa bajo el chorro de agua fría, la escurrimos y la ponemos a cocer en una cazuela con el doble de agua que de quinoa. Cuando hierva, bajamos el fuego y cocinamos tapada con un poco de sal por 20 minutos.

Mientras, cortamos el pedúnculo del calabacín luna y vaciamos el interior con una cucharita de postre con cuidado de no quitar demasiada pulpa de las paredes y debilitemos el calabacín, ya que va a ser el contenedor del relleno.
Pasamos a la picadora el relleno que le acabamos de quitar al calabacín junto con la la cebolla. Después lo ponemos a sofreír todo junto en una sartén con un poco de aceite de oliva y un diente de ajo troceado, a fuego medio-bajo hasta que empiece a dorarse. Salpimentamos.

Cuando tengamos la quinoa lista, la mezclamos en la sartén con nuestro sofrito y añadimos un chorríto de shoyu o tamari para rectificar de sal.

Dejamos templar y después comenzamos a rellenar los calabacines que habíamos vaciado al principio. Rallamos un poco de queso parmesano (o vegano) y lo echamos por encima.
 
Precalentamos el horno a 180ºC y metemos los calabacines ya rellenos durante 15 minutos. Les añadimos semillas de lino por encima y los horneamos 5 minutos más con el grill encendido. En cuanto se doren las semillas están ¡listos para comer!

¡Que aprovechen!.



"Las emociones son solo visitantes, déjalas ir y venir"- Mooji




martes, 28 de noviembre de 2017

Despacito .....

Casualidad que ésta haya sido la canción del verano, no?! jejejeje nooooooo, nada es casual, todo pasa para algo. Esta semana no hay receta, bueno hay receta, pero de las que no se comen, esta semana comparto con vosotros una reflexión de cómo vivimos, qué rápido vamos por la vida, qué buscamos ...... entre otras cosas.

Parece contradictorio que, en nuestra vida moderna, donde continuamente la tecnología evoluciona para ahorrarnos tiempo, cada vez vayamos más acelerados. Parece que todo es una carrera, y tratamos de meter en cada minuto del día la mayor cantidad posible de tareas.

A veces, parece como que necesitamos sentirnos ocupados. Si no estamos ocupados nos sentimos perezosos e improductivos, que perdemos el tiempo. De hecho, a menudo competimos tratando de demostrar lo ocupados que estamos. ¡Tengo mil cosas que hacer! ¡Pues anda que yo! Parece que el mejor es la persona que tiene el horario más loco, que se precipita de una tarea a otra sin tiempo, porque eso significa que es más exitoso e importante.

Tal vez estemos equivocados y vamos a una velocidad equivocada. Tal vez si estamos constantemente corriendo, nos vamos a perder la oportunidad de la vida misma. La vida se mueve a un ritmo tan rápido que nos parece que se está pasando sin poder disfrutar de ella.

Sin embargo, no tiene porqué ser así. Nos podemos revelar en contra de ese ritmo agitado, y reducir la velocidad para disfrutar de la vida. Disminuir la velocidad es una elección consciente y no siempre es fácil, pero conduce a un mayor aprecio por la vida y a un mayor nivel de felicidad.

Para reducir la velocidad e intentar disfrutar más de la vida podemos ir poniendo en práctica alguno de estas cosas:

-Dejar de hacer lo innecesario: es difícil reducir la velocidad si tratas de hacer miles de cosas. En su lugar, toma la decisión consciente de hacer menos. Revisa tus tareas y compromisos, y determina qué es lo realmente importante. Con cada una, pregúntate: “¿Cómo es de necesario que yo haga esta tarea? ¿Qué pasaría si no la hago? ¿Cómo puedo eliminarla, delegarla, automatizarla?” Céntrate en hacer las cosas importantes, y deja de lado el resto. Si haces menos cosas, puedes hacerlas a un ritmo más relajado, en lugar de tratar de hacerlas dentro de un horario establecido. Deja espacios de tiempo entre tus tareas y citas, y así podrás moverte a través de tus días a un ritmo más pausado. Esta regla se aplica no sólo a tu vida laboral, sino a tu vida en general -hacer menos recados, tareas, actividades de ocio, etc.- con el fin de tener un horario más relajado.

- Estar presente: No es suficiente con hacer menos, también es importante ser realmente consciente de lo que estás haciendo en este momento. Intenta meditar: aprende a vivir en el presente, en lugar de pensar tanto en el futuro o en el pasado. Eso significa que, cuando te encuentras pensando en algo que tienes que hacer, o algo que ya ha ocurrido, o algo que podría suceder… lleva suavemente tu pensamiento a tu momento presente. Concéntrate en lo que está pasando en este momento. Por ejemplo, cuando comas, aprecia completamente tu comida. Cuando estás con alguien, está con esa persona plenamente. Cuando estás caminando, aprecia tu entorno, sin importar dónde te encuentres.  

- Desconectar: Practica la desconexión de vez en cuando. Apaga todos los aparatos electrónicos. Apaga el teléfono. Apaga Internet. La televisión. Estar conectados todo el tiempo significa que estamos sujetos a interrupciones, totalmente estresados pendientes a la información que entra, estamos a merced de las demandas de los demás. Es difícil reducir la velocidad cuando siempre se está comprobando los mensajes entrantes. Desconecta y dedica ese tiempo a hablar, jugar, leer un libro, dar un paseo al aire libre o simplemente a estar contigo solamente y sentirte.

- Comer conscientemente: En lugar de abarrotar los alimentos en nuestras gargantas tan rápido como sea posible, aprende a comer más lentamente, con atención plena. Sé consciente de cada bocado, aprecia los sabores, adivina los ingrediente y disfruta las texturas. Suelta el tenedor entre bocado y bocado, disfruta de los olores. Comer despacio tiene la doble ventaja de saciarnos antes y hacer que la comida sepa mejor. Para comer con atención plena es muy importante que comas sentado y sin distracciones: apaga la televisión y el teléfono. ¡Y por supuesto nada de comer delante del ordenador!

- Moverse despacio: El movernos rápidamente de un lado para otro es consecuencia también del ritmo de vida y el exceso de tareas. Andamos como locos de una cita a otra, llegando tarde y acelerados a todos lados. Prueba a moverte más despacio. Cuando camines, obsérvate: ¿vas casi corriendo? Afloja el ritmo. Mira a tu alrededor, aprecia el lugar por dónde te mueves, estés donde estés. Acostúmbrate también a reducir la velocidad cuando conduces. La mayoría de las veces estamos constantemente corriendo a citas u otros lugares porque no hemos asignado el tiempo suficiente para la preparación y el trayecto. Si todos los días vas con prisa al trabajo, igual es que tienes que salir 10 o 20 minutos antes. Organiza tu tiempo para llegar puntual y sin prisas a todos sitios.

- Reducir compromisos: El principal motivo por el que vamos tan acelerados es porque tenemos demasiados compromisos. Y no me refiero sólo a compromisos laborales -proyectos, reuniones, citas y similares. También a actividades extraescolares de tus hijos; limpieza y cuidado del hogar; compromisos sociales; compromisos cívicos; clases y grupos a los que vamos, aficiones…Haz una lista con todos ellos y reflexiona sobre cuáles puedes prescindir. Quédate con los más esenciales -4 o 5- y date cuenta de que el resto no encajan con este momento de tu vida. 

- Focalizarse: Esto es difícil a veces. Pero también es una causa del aumento de la tensión en la vida. Si estás con tus hijos y tienes trabajo en mente, por ejemplo, la solicitud de jugar de tus pequeños puede ser una molestia más que una invitación al juego imaginativo con tus hijos. Si estás conduciendo y a la vez hablando por el móvil, raramente te sentirás con paz interior en ese momento. Céntrate en una cosa a la vez. Olvida la multitarea, que es amiga de la prisa -y también enemiga de la productividad, aunque parezca lo contrario. Concéntrate en una sola tarea y estate 100% presente mientras la haces. Cuando sientas la necesidad de cambiar a otras tareas o de pensar en hacerlas, haz una pausa. Respira y vuelve a focalizarte.

- Centrarse en las personas: ¿Cuántas veces te has encontrado con un amigo o familiar, le has saludado rápidamente y a continuación te has ido porque tenías prisa? Creo que esta es la clave de la deshumanización: ya no nos conectamos con las personas tanto como solíamos hacer. Hemos perdido las habilidades necesarias para tener una conversación agradable y relajada. Por otro lado, con demasiada frecuencia pasamos tiempo con amigos y familiares y no estamos allí con ellos. Hablamos con ellos, pero estamos distraídos por aparatos. Estamos ahí, pero nuestras mentes están en cosas que necesitamos hacer. Escuchamos, pero realmente estamos pensando en nosotros mismos y en lo que queremos decir. Ninguno de nosotros es inmune a esto, pero con esfuerzo consciente se puede apagar el mundo exterior y sólo estar presente con la persona a la que estás. Dedica tiempo de calidad a tus seres queridos. La próxima vez que te encuentres con alguien, detente, respira, sonríe, relájate habla, escucha.

-Disfrutar de las pequeñas cosas: Esto se relaciona con estar presente, pero un paso más allá. Se trata de estar plenamente presente en lo que estás haciendo, y también apreciar todos los detalles de lo que haces, y encontrar los detalles agradables. Por ejemplo, cuando estás lavando los platos, en lugar de hacerlo rápidamente como una tarea aburrida para terminar cuanto antes, siente las sensaciones del agua, de la espuma, de los platos. Realmente puede ser una tarea agradable si aprendes a verlo de esta manera. Lo mismo pasa con otras tareas que hacemos a lo largo del día. La vida puede ser mucho más sencilla y placentera si tenemos este pequeño hábito.

- Conectarse con uno mismo: Una manera de reducir la velocidad y disfrutar más de la vida es conectándote contigo mismo. Hay distintas formas de hacerlo: 

*respira. Cuando te encuentres acelerado y estresado, haz una pausa y toma una respiración profunda. Siente el aire entrar en tu cuerpo, y siéntelo cuando sale de él. Centrarte plenamente en cada respiración te traerá de vuelta al presente, y te desacelerará.

*estate sin hacer nada. Muchas veces cuando tenemos que esperar, nos sentimos impacientes e incómodos. Cogemos una revista o nuestro teléfono móvil, para “aprovechar” ese tiempo. En su lugar, trata de estar sin hacer nada, mirando a tu alrededor, absorbiendo el entorno. Observa y escucha a la gente que te rodea. Hazlo con una sonrisa.

*medita y/o haz ejercicio. Estas dos actividades te permiten estar más conectado contigo mismo, con tu mente interior y con el mundo que te rodea. Si estás sentado en la oficina todo el día, ¿cuándo vas a salir a la calle a respirar aire fresco y ver cómo está el cielo? Si no dejas de hacer el millón de cosas que haces todos los días, ¿cuándo vas a ser capaz de cerrar los ojos y escuchar lo que está dentro de ti? 

Prueba estas cosas para reducir la velocidad y disfrutar más. La vida es mejor cuando estamos tranquilos. Y dada la naturaleza fugaz de esta vida, ¿por qué perder ni un momento en acelerarla?

Sed felices, bonita semana.




miércoles, 22 de noviembre de 2017

Bocados vegetales

Esta semana he preparado estas bolitas vegetales, que están de vicio, la verdad, yo las he preparado con zanahoria rallada, calabacín rallado y unas hojas de repollo troceadas bien finitas, en crudo, todo en crudo. Ahora sí, las he frito, jejejeje casi nunca frío las croquetas, hamburguesas o albóndigas ya que suelo hacerlas al horno hasta que estén doradas, pero al tener toda la verdura cruda, éstas las he frito.

Si no te gustan con forma de croqueta, como las he hecho yo, las puedes hacer tipo tortita o hamburguesa, eso ya como tú prefieras.

Para darle sabor he elegido el combinado de especias Garam Masala, que me encanta y para darle consistencia y para que las verduras no se "desparramen" he utilizado la harina de garbanzo.

Esta receta la encuentro muy divertida sobre todo si tienes nenes pequeños en casa, van a disfrutar un montón si te ayudan. Vamos con esta receta taaaaaan fácil.

Ingredientes:

1 Zanahoria rallada finamente
1/2 Calabacín rallado finamente 
5 hojas de repollo quitado el nervio y troceado en juliana muy fina
Jengibre rallado (mejor si es fresco, si no, en polvo) 
c/n Harina de Garbanzo,
1 cucharadita de café de Garam Masala, 
1/2 cucharadita de café de cilantro en Polvo, 
1/2 cucharadita de café de cúrcuma, 
c/n de pimienta negra molida, 
c/n sal marina, 
Aceite de Oliva.

Elaboración:

Rallamos finamente la zanahoria y el calabacín y colocamos en un bol. A las hojas del repollo les quitamos el nervio o parte más dura que divide la hoja en dos, y cortamos en juliana muy muy fina el resto de la hoja.
      
Juntamos todas las verduras y mezclamos bien, salamos y empezamos a agregar la cantidad necesaria de harina de garbanzo amasando con las manos hasta que se forme una masa fácilmente moldeable con la que podamos trabajar las bolitas.

Una vez tengamos conseguida la consistencia necesaria añadimos a la masa la mezcla de las especias. Yo he elegido Garam Masala porque me gusta mucho, pero si no tienes, puedes añadir la combinación que más te guste (comino, ajo molido, etc....) y mezclamos muy bien con las manos.
Cogemos la cantidad necesaria de la masa para formar las bolitas, que dependiendo del tamaño deseado saldrán más o menos unidades. Yo te recomiendo que las hagas de bocado, aunque el tamaño croqueta tampoco está nada mal.

Una vez formadas todas las croquetas o bolitas, ponemos aceite de oliva en una sartén y cuando esté caliente las dejamos caer y freímos por todos los lados hasta que estén suficientemente doradas (recordad que la verdura está cruda). Colocamos en un plato con papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. 
 
Tan solo te queda emplatar y disfrutar calentitas, están de vicio ☺☺👅 
Nosotros comimos estos bocados vegetales con un poco de veganesa (mayonesa vegetal) acompañados de seitán a la plancha con pesto de pipas. Cena completa 😋😋😉

"No pierdas el tiempo, no intentes cambiar a nadie. No puedes ni si quiera cambiar a las personas que amas... Solo puedes cambiarte a ti mismo".- Buda







miércoles, 15 de noviembre de 2017

Bombones de boniato

Delicioso postre dulce con ingredientes de temporada como el boniato, ideal para estos días de comidas familiares navideñas.
 
El boniato, batata, moniato, camote o patata dulce es un tubérculo que se consume en la alimentación como la patata, aunque a diferencia de ésta, no pertenece a la familia de las solanáceas, si no que se trata de una convulvácea. 

Su composición nutricional es algo diferente a la de la patata, posiblemente mejor, ya que contiene además de almidón, muchos betacarotenos (pro-vitamina A) potentes antioxidantes que nos ayudan a mejorar la salud cardiovascular, de la piel, del hígado, de la vista y de las mucosas digestivas así como nos ayuda a aumentar las defensas, siendo un vegetal idóneo en los cambios de estación (cuando suelen darse casos de infecciones respiratorias y gastrointestinales). 

Existen muchas variedades de boniatos, pueden ser de piel blanca, naranja, roja o morada, así como su pulpa. Su sabor es suave y muy dulce cuando se cocina, y cuanto más lenta y larga sea la cocción mayor será su dulzor. 

Es un vegetal rico en carbohidratos que constituye una excelente fuente de energía muy nutritiva y de fácil digestión que equilibra el aporte de azúcares con un alto contenido en fibra (su fibra es del tipo pectina, que le proporciona una textura suave y ralentiza la digestión de los carbohidratos reduciendo su índice glucémico, evitando así las hiperglucemias). También, igual que la patata, es una fuente natural de almidones.

La receta es muy sencilla tan solo tienes que asar las boniatos y ponerte manos a la obra. Vamos con la receta:

Ingredientes:

500 gr de boniatos asados
250 gr almendra molida
Ralladura de un limón
melaza de arroz al gusto
Cobertura: coco rallado, harina de algarroba/cacao puro desgrasado, nueces

Elaboración:

Horneamos los boniatos con su piel hasta que estén blandos (media hora en el horno a 180ºC, aunque depende del horno y del tamaño de los boniatos), los pelamos y hacemos un puré chafándolos con un tenedor, reservamos hasta que se enfríen. 

Añadimos la almendra molida, la ralladura de limón y la melaza al gusta hasta conseguir una pasta firme, como a mi no me gustan excesivamente dulces, suelo poner 3 o 4 cucharadas soperas.

Ya tenemos preparada la pasta base, que nos servirá de base para los bombones con distintas coberturas 😜, por ejemplo de coco, nueces y cacao o algarroba. Para ello dividimos la pasta base en tres partes iguales y rematamos los bombones con: 

- Nueces: pela las nueces, aproximadamente una por bombón, pica la mitad de las nueces y las mezclas con la pasta base, haz las bolitas e incrusta un trozo grande de nuez encima. Si quieres, puedes añadir una gota de melaza encima de la nuez.

- Algarroba/cacao desgrasado: añadimos a la pasta base unas chucharadas (al gusto) de harina de algarroba o cacao desgrasado y hacemos las bolitas. Rebozamos las bolitas en algarroba o cacao.

- Coco: añadimos a la pasta base unas chucharadas (al gusto) de coco rallado y hacemos las bolitas. Rebozamos las bolitas en coco rallado.


Listas para disfrutar.....espero que te gusten!



"Llega un momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos."- Fernando Pessoa




martes, 7 de noviembre de 2017

Albóndigas vegetales

Hay mil maneras de hacer albóndigas vegetales, a mí me encantan las que hago utilizando los cereales (mijo, arroz…) y legumbres (lentejas, alubias, garbanzos) como ingredientes principales junto a las verduras, no son complicadas de hacer, están deliciosas, tan solo tienes que lograr cierta consistencia para que las albóndigas no se deshagan cuando las cocinas en salsa o en sopa. 

Las albóndigas vegetales de la receta de hoy, están hechas con gluten de trigo (ingrediente principal del seitán) que es lo que hace que tengan una consistencia carnosa y jugosa. Son fáciles y rápidas de preparar, versátiles y saludables (salvo que seas celíaco y no puedas comer gluten).

Por contra el seitán puede presentar algunas dificultades para realizarlo bien ya que si le añades demasiado líquido, te quedará un seitán pastoso como el pan mojado y no lo podrás trabajar; y si no le añades el líquido suficiente, te quedarás con un seitán gomoso como el chicle. Se trata de practicar y encontrar la textura adecuada y la que más te guste. Aquí encuentras mi receta de hacer seitán en casa con harina de gluten de trigo.

A estas albóndigas de seitán les añado patata y alubias que hacen que las albóndigas mantengan una textura suave y no gomosa.

Las acompañamos en esta ocasión con salsa tomato, pero puedes añadirlas a un plato de pasta o comerlas entre pan con un poco de ensalada.

Ingredientes de las albóndigas (para 4 personas)

1 patata media-grande (unos 225 gramos), pelada y a dados 
100 gramos de alubias blancas
1 cebolla mediana
3 dientes de ajo cortados 
2 cucharadas de shoyu o tamari
120 ml de caldo de verduras
130 gr de gluten de trigo
2 cucharaditas de pimentón ahumado
2 cucharaditas de orégano seco
3 cucharaditas de albahaca seca
4 cucharadas de levadura de cerveza

Ingredientes de la salsa tomato

2 cebollas grandes
4 zanahorias
1/4 de remolacha cocida
Orégano
Vinagre de umeboshi
Concentrado de manzana

Elaboración de las albóndigas:

Precalentar el horno a 200°C. Hervir la patata. Escurrirla y chafarla con un tenedor hasta conseguir un puré. Reservar para enfriar. 

Mientras tanto mezclar las alubias, un cuarto de la cebolla, 3 dientes de ajo, el shoyu o tamari y el caldo vegetal en un bol y lo trituramos con la batidora, quedando una especie de salsa casi sin consistencia.

En otro bol combinar el gluten de trigo con todas las especias (pimentón, orégano, albahaca), la levadura nutricional, puré de patatas y la mezcla de las alubias recién triturada. 

Remover bien la mezcla utilizando las manos, apretando la masa hasta que se forme una pasta homogénea.
Disponer porciones de la masa en las manos y formar las albóndigas redondeando la pasta. Colocarlas en una bandeja de horno ligeramente engrasada o cubierta de papel y hornearlas durante 20 minutos, dándoles la vuelta a los 10 minutos. 
 
Las albóndigas están listas para comer ya sea recién sacadas del horno o tras dejarlas enfriar y recalentar con la salsa después (enfriarlas ayuda a que tengan una consistencia más firme y carnosa).

Elaboración de la salsa tomato:

Cortar la cebolla en cuadrados grandes y saltear con un poco de aceite y una pizca de sal durante 5 minutos. Añadiremos la zanahoria en rodajas grandes y saltearemos unos minutos más, hasta que se doren. Pondremos laurel, orégano y agua hasta que cubran las verduras y lo dejaremos cocer 15-20 minutos a fuego medio. 

Batimos y vamos añadiendo la remolacha poco a poco, hasta conseguir el color deseado. Este paso es importante. No hay que añadir toda la remolacha de golpe, porque al tener ese sabor tan fuerte acapara la receta. Tan solo se pone la justa hasta conseguir el color rojo característico del tomate. 
 
Rectificamos el sabor añadiendo poco a poco vinagre de umeboshi y concentrado de manzana. Vamos probando hasta conseguir el sabor que deseemos.

Añadimos las albóndigas a la salsa tomato y calentamos y ya está listo para emplatar, que aproveche!!








"Aquello que para la oruga se llama fin del mundo, para el resto del mundo se llama mariposa."- Lao Tse





martes, 31 de octubre de 2017

Cocinar es hacer trozos de amor comestibles

No ha pasado tanto tiempo desde que en todos los hogares se cocinaba a diario para toda la familia. Recuerdo a mi abuela cocinar recetas deliciosas, el arroz con lentejas me encantaba y cada vez que lo cocinaba que invitaba a comer con ella siendo yo muy niña. También recuerdo ir los sábados por la mañana con mis padres al mercado central de Valencia a hacer la compra de esas cosas que tanto nos gustaban y no encontrábamos en las tiendas de barrio, me encantaba. 


Por entonces comprábamos ingredientes reales y saludables y se cocinaba en casa a fuego lento y, por supuesto, con mucho amor. 
Amor…. Este es precisamente uno de los ingredientes imprescindibles de las recetas que pasan por los fogones de las verdaderas cocineras. 

Y bueno, también, tiempo. Pero el tiempo pasa vertiginosamente y la sociedad y nuestros hábitos de vida cambian minuto a minuto. 

Hoy en día todos tenemos prisa, corremos a todas partes y vamos en piloto automático y en este contexto puede parecer que cocinar es una pérdida de tiempo. Si no sentimos que estamos produciendo continuamente, tenemos la sensación de que no estamos haciendo nada. Y lamentablemente, a menudo cocinar, no se asocia con producir. 

Hay días en que no conseguimos tener tiempo para dedicar un espacio a elaborar recetas que nos nutran de verdad. Anteponemos un sinfín de tareas antes que entrar en la cocina. Y es que cocinar puede parecer algo difícil y laborioso si no lo has hecho nunca, pero puede ser fácil y hasta divertido y enriquecedor si te pones manos a la obra y le dedicas una parte de tu tiempo. Solo requiere de un poco de práctica y organización. 

Es muy importante organizarnos para salir a comprar alimentos, pero de los de verdad (los ingrediente), preparar un menú semanal y cocinarlos. 

Recuperar el hábito de cocinar te ayudará a recuperar tu salud, ya que son dos conceptos relacionados. Mucho más de lo que puedas imaginar. Si te alimentas bien, estarás bien. Si no, no te sentirás con la energía, vitalidad y bienestar tan necesarios para hacer frente a tus retos diarios. 

¿Por qué considero que cocinar es tan importante? Cocinar los alimentos nos ha hecho evolucionar como especie y por tanto, nos diferencia del resto de animales. Si no hubiéramos aprendido a cocinar probablemente nunca hubiéramos desarrollado el nivel intelectual y las capacidades cognitivas que ahora tenemos. Cocinar, convierte y transforma los alimentos para que nos nutran y alimenten. Y gracias a ello somos lo que somos. 

Retomando el tema de la falta de tiempo, la industria alimentaria se ha dado cuenta de ello y ha creado millones de productos alimentarios para hacernos la vida aparentemente más cómoda y fácil, pero …. ¿A qué precio? ¿Qué beneficios nos aporta? ¿Cómo influye en nuestra salud? 

Existe una doble lectura en este punto y las consecuencias no siempre son buenas para nuestra salud. Personalmente considero de vital importancia recuperar el amor por la cocina, por los alimentos reales y por el placer de comer nutriéndonos de verdad. Somos lo que comemos y ser consciente de ello te ayudará a mejorar tu salud y bienestar. 

Por eso te invito a reenamorarte de la cocina y de tus recetas, a dedicarte tiempo a través de los que te llevas a la boca, de lo que te alimenta y te nutre. Porque en definitiva, de esto depende, en buena medida, cómo te sientas y cómo afrontas los retos de tu día a día. 

Yo tengo mis razones por las que te invito a recuperar el hábito de cocinar: 
-Promover la comida real y no la comida procesada. 
-Prevenir enfermedades. 
-Estar en contacto con los alimentos y la naturaleza de los mismos. 
-Cultivar el amor y el auto-amor. 
-Recuperar el comer bien escuchando qué nos pide el cuerpo. 
-Conectar con uno mismo y vivir en el momento presente. 
-Desarrollar, tal vez nuevas, habilidades. 
-Desarrollar la creatividad. 
….. Aparte de tener y mantenernos en nuestro peso ideal 

Puedes pensar que cocinar rico y sano requiere mucha dedicación, pero nada más lejos de la realidad; tan solo tienes que tener claro qué quieres comer, escucharte y sentir que te apetece, qué necesitas, priorizarte y dedicarte más tiempo (a ti y a los tuyos). 

Durante este proceso descubrirás que tienes muchas más habilidades de las que crees y muy probablemente disfrutes del camino. 

Pero si sientes que necesitas ayuda para que te acompañe en este apasionante proceso, no dudes en ponerte en contacto conmigo y te explicaré cómo hacerlo, paso a paso y de forma muy sencilla. 

Te enseñaré a preparar la lista de la compra y a organizar tu despensa y preparar un menú semanal saludable, todo adaptado a tus necesidades y tu ritmo de vida. 

Mientras, me encantará leerte en los comentarios del blog y conocer qué razones te mueven a ti para dedicar tiempo a cocinar y a mimarte para conseguir tu mejor versión.



"Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina." - Hipócrates



martes, 24 de octubre de 2017

Bulgur con setas

El bulgur – o trigo partido- es un grano de cereal utilizado durante siglos como alimento base en muchas culturas, ya que proporciona una fuente importante de proteína (baja en grasa) y de fibra.
Dependiendo del trigo que se utilice, a la vez que dependiendo del propio grano usado, podemos encontrarnos con diferentes tipos de bulgur.

Sus principales beneficios son:
-Uno de los beneficios para la salud más importantes de bulgur es su acción anti-inflamatoria.
-El bulgur es una fuente rica en magnesio, que actúa en los factores implicados en el uso de la glucosa y el mecanismo de producción de insulina. 
-Al ser un alimento de bajo índice glucémico, es muy eficaz en el tratamiento de la diabetes, así como en su prevención. El bulgur tarda mucho tiempo en que el intestino lo descomponga, lo que lleva a reducir la velocidad de la digestión y la liberación constante de glucosa en el cuerpo, lo cual inhibe los picos repentinos o caídas en el nivel de azúcar en la sangre.
-Es un cereal especialmente rico en almidón, así como en hidratos de carbono de alto valor biológico, lo que lo convierte en un alimento interesante para deportistas.
-Es un buen alimento de fácil digestión, recomendado para personas con trastornos o problemas estomacales, gracias a su fácil digestibilidad.
-Debido a su bajo contenido graso se puede convertir también en un cereal ideal en dietas de reducción de colesterol alto, gracias a que ayuda a reducirlo de forma natural.
-Teniendo en cuenta que el bulgur se elabora con trigo, para aquellas personas que sean intolerantes a este cereal pueden adquirir una variedad de bulgur preparado con espelta.

Su uso culinario está fuertemente arraigado en la cocina mediterránea oriental de la que procede, de hecho es el ingrediente principal del Tabbouleh, aunque también lo podemos encontrar otros lugares del planeta como en América del Sur bajo el nombre de burgol.

Su preparación básica puede hacerse de dos maneras muy sencillas:
-Se puede dejar a remojo en agua u otro tipo de líquido la noche anterior para que la absorba y tenerlo hidratado y listo para usar al día siguiente.
-También se puede hervir en una cacerola antiadherente con agua y sal. Esperar a que empiece a hervir el agua, cuando ésta alcance el punto de ebullición, añadir el bulgur y mantener a fuego medio-bajo durante 5-6 minutos, en caso de ser instantáneo, o 15-20 minutos, en caso de ser duro, removiendo de vez en cuando. Seguidamente apagar el fuego y dejar reposar unos 5 minutos. Colar si ha sobrado agua de la cocción y servir.

Ingredientes:

1 vaso de bulgur
2 vasos de caldo vegetal (o agua en su defecto)
1 cs aceite de oliva ppf
1 cebolla troceada a cuadritos
2 manojos de acelgas (solo la hoja verde, la penca no la usamos)
4 ajos
4 champiñones u otras setas
sal marina sin refinar
especias: 1 cucharita de café de Garam Masala 

Elaboración:

Primero cocemos el bulgur poniendo a hervir el agua en un cazo con una pizca de sal marina y añadiendo cuando hierva el bulbur. Hervir un par de minutos a fuego fuerte, después baja el fuego al mínimo y déjalo cocer tapado durante 15 minutos. Dejar reposar 5 minutos sin destapar, soltando el grano con un tenedor, ya que con esta proporción de agua no debe de quedar restos de ella tras la cocción.
 
Mientras tanto, calentamos un poco de aceite de oliva en una sartén y salteamos la cebolla con los ajos troceados 5 minutos. A continuación añadimos las hojas verdes (no la penca) de las acelgas previamente lavadas y troceadas en finas tiras. Rehogamos hasta que la acelga se vuelva verde oscuro y añadimos los champiñones laminados. Damos un par de vueltas y espolvoreamos las especias elegidas, en mi caso he elegido Garam Masala, pero puedes poner hierbabuena, orégano ... a tu gusto.
Dejamos rehogar los champiñones unos minutos y apagamos. Mezclamos con el bulgur cocido y lo tenemos listo para saborear. Espero que os guste, a mí me encantó.





"A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota."- Madre Teresa de Calcuta



martes, 17 de octubre de 2017

Desodorante natural

Desde hace tiempo, aparte de preocuparme por lo que como, me preocupo de lo que me pongo en la piel (cosmética) y últimamente no procuro no ponerme nada que no me pueda comer 😉🌱🌿

La piel es el mayor órgano del cuerpo humano y actúa como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras, al tiempo que actúa como sistema de comunicación con el entorno. Todo lo que nos pongamos en ella, llega con el tiempo al torrente sanguíneo y por lo tanto a las células de nuestro organismo.

Cuando me plantee hacer el desodorante en casa, lo primero que busqué fueron ingredientes naturales, que pudiera tener a mano en la despensa, que realizaran la función de absorber y desodorizar las axilas y que fuera rápido y fácil de hacer, y fue posible, aquí dejo esta sencilla receta. 




Ingredientes:

-Arrowroot (arrurruz). Es una harina que se elabora a partir del tubérculo del mismo nombre, deshidratado y molido. Es un almidón por lo que es ideal para espesar. Se puede sustituir por la tradicional maicena. En esta receta actúa como absorbente de la humedad y ayuda a que el resto de ingredientes penetren mejor en la piel.
-Bicarbonato sódico. Conocido por todos, se utiliza con frecuencia en la cocina, pero tiene otros usos que no son tan conocidos, como en productos de cosmética. Actúa como desodorante eliminando el mal olor.
-Aceite de coco. Su combinación única de ácidos grasos de cadena media puede producir inmensos beneficios en nuestra salud. Te recomiendo que lo compres ecológico. Sirve como transportador del resto de ingredientes y además tiene propiedades antibacterianas, antifúngicas e hidratantes. También actúa como conservante.
-Aceite esencial de árbol de té. Es uno de los aceites esenciales más versátiles que existen. Sus casi inagotables aplicaciones van más allá de las relacionadas con la salud y el bienestar personal. Se extrae de las hojas de un pequeño árbol australiano (Melaleuca Alternifolia). Se usa para desinfectar heridas, picaduras de insectos, infecciones cutáneas y quemaduras y en este caso en el desodorante como antibacteriano y eliminador del mal olor.
-Aceite o aceites esenciales a nuestro gusto para aportar olor al desodorante. Yo he utilizado aceite esencial de geranio porque es mi favorito junto al de lavanda, pero puedes utilizar el que prefieras e incluso una mezcla de varios aceites para obtener una mezcla más especial. Te aconsejo que elijas un aceite esencial de calidad.

Y a parte necesitaremos:

- Recipiente de cristal o plástico con tapa.
- Cuchara o espátula para mezclar.
- Cuenco para mezclar si no queremos hacer la mezcla directamente en el envase final.
- Cuchara o recipiente medidor.

Elaboración:

Lava y seca bien el envase donde guardarás tu desodorante. Lo ideal sería que fuera de cristal.

Mezcla 1 parte de arrowroot y 1 parte de bicarbonato sódico (yo suelo pasar por un mortero el bicarbonato, lo muelo un poco para reducir al mínimo el tamaño del grano así es más sencillo de aplicar y más sedoso). Calcula la cantidad en función del envase y del uso que le vas a dar. Remueve hasta que ambos polvos estén bien mezclados y después, añade a esta mezcla, 1 parte de aceite de coco (el aceite de coco se solidifica al bajar de los 25ºC,  por lo que te recomiendo que lo calientes un poco antes de añadirlo a la mezcla)

La medida que utilizo yo es la cuchara sopera. Pongo dos cucharadas de cada ingrediente y la cantidad de desodorante obtenida nos suele durar de 2 a 3 meses, dependiendo de la estación del año en la que nos encontremos.

Mezcla bien los tres ingredientes anteriores, verás que se forma una pasta o crema (dependiendo de la temperatura ambiente) que debe quedar sin grumos. La mezcla será blanquecina y opaca, tirando a gris claro.

A continuación, añade los aceites esenciales: primero 2 o 3 gotas de aceite de árbol de té (teniendo en cuenta que es por 1 parte de cada uno de los tres ingredientes anteriores), remueve e integra en la mezcla y luego añade el aceite o aceites esenciales que hayas escogido como fragancia. Ve añadiendo un par de gotas cada vez hasta que huela como quieras, ¡recuerda que los aceites esenciales son fuertes! Repite el proceso para mezclar.

Ya tienes listo tu desodorante 100% natural. Cierra bien el envase y aplica una pequeña cantidad cada mañana sobre la piel limpia. Deja que absorba un par de minutos antes de vestirte.

Algunas cosas que deberías saber sobre esta receta y el desodorante:

-A altas temperaturas el aceite de coco se hace líquido, por lo que si vives en un sitio donde hace mucho calor en verano, la pasta se puede volver más líquida. Esto se soluciona guardando el bote en la nevera para que esto no suceda (aunque a mí no me molesta, la verdad).

-Si no encuentras el aceite de coco, puedes usar otro aceite, como el de almendra, de oliva... pero no te lo recomiendo a no ser que seas alérgico al de coco, porque el aceite de coco tiene propiedades que lo hacen perfecto como desodorante, y el resto de aceites no las tienen.

-Este desodorante no es antitranspirante, por lo que no obstruye la piel ni tapa los poros, por lo tanto tu cuerpo puede sudar (que es lo que debe hacer) y es completamente seguro, solo previene el olor.

-Si te aplicas pequeñas cantidades de desodorante y lo dejas absorber un par de minutos antes de vestirte, no debería manchar la ropa. Pero en caso de que un día manches la ropa, las manchas se eliminan con el lavado, sin más.

-Si tienes la piel muy sensible, te recomiendo que ajustes la cantidad de bicarbonato si notas alguna molestia. Yo la tengo sensible y no he tenido problema, pero puedes bajar la cantidad de bicarbonato a la mitad e incluso a menos.

No me queda más que animaros a experimentar y que "cocinéis" esta receta, que os va a encantar. Ya me dejáis en comentarios vuestra experiencia (y vuestras dudas, en el caso de que necesitéis alguna aclaración).


"El AMOR incluye, no excluye. Multiplica y suma, no divide. Acerca, no aleja. Abraza, no rechaza. Comprende, no juzga"


martes, 10 de octubre de 2017

Garbanzos guisados con boniato

Los garbanzos son legumbres con muchas propiedades, son muy energéticos, nutritivos y tienen gran contenido en vitaminas, minerales, fibra y proteína, por lo que se recomiendan para llevar una dieta saludable, igual que las lentejas. Actualmente son una de las legumbres más consumidas y se utilizan para elaborar multitud de recetas.

Destacamos como propiedades nutricionales del garbanzo las siguientes: 

-Proteínas: el garbanzo es una legumbre rica en proteínas, contiene alrededor del 20% de proteína aunque, al igual que todas las legumbres, carece de algunos aminoácidos esenciales. Por eso, siempre es una buena idea consumir las legumbres junto con cereales como el arroz integral o el trigo sarraceno, que contienen los aminoácidos esenciales que le faltan a las legumbres. 
-Fibra: todas las legumbres son ricas en fibra, un tipo de hidrato de carbono que el cuerpo no puede metabolizar y que, por lo tanto, atraviesa el intestino arrastrando con ella todo tipo de impurezas, colaborando con la flora intestinal y depurando el sistema digestivo. Además la fibra ayuda a que el organismo realice una correcta absorción de sacáridos y grasas beneficiosas. 
-Ácidos grasos: los contenidos en los garbanzos son de tipo insaturado, es decir, aquellos que son sumamente beneficiosos para los vasos sanguíneos. Contiene lecitina, un fosfolípido muy saludable que mantiene limpias las arterias y reduce los niveles de colesterol y triglicéridos. 
-Vitaminas y Minerales: contienen cantidades nada despreciables de vitaminas (sobre todo del grupo B) y minerales y oligoelementos como calcio y hierro. Poseen un alto contenido de vitamina K que ayuda a tener una correcta coagulación de la sangre. El elevado contenido en zinc que presentan los garbanzos facilita la asimilación y el almacenamiento de la insulina en nuestro organismo, ayuda en el proceso de crecimiento, es beneficioso para el sistema inmunitario, mejora la cicatrización de las heridas, ayuda a metabolizar las proteínas y combate la fatiga. También contienen ácido fólico, que previene malformaciones fetales y cuida de nuestro corazón y de nuestras arterias, por lo que es muy importante su consumo en etapas de embarazo o de lactancia.

Ingredientes:

3 tazas de garbanzos cocinados con el caldo de cocción
alga kombu
1 puerro con su parte verde
1 boniato
2 c.s. rasas de tahín
una pizca de sal
aceite de oliva virgen extra

Elaboración:

Lo primero que tenemos que hacer es poner la noche anterior a remojo los garbanzos secos con un trocito de alga kombu del tamaño de un sello. Yo suelo cocer 500 gr garbanzos toda las semanas, que utilizo para varias recetas, entre ellas este guiso y también el imprescindible hummus que comemos a diario. La cocción la suelo hacer en olla exprés, 1 hora a fuego mínimo, así la fuerza digestiva que necesitamos para digerirlos es menor y la digestión es más liviana.
 
Cuando tenemos los garbanzos cocidos destapamos la olla y reservamos.
Picamos el puerro en trozos pequeños y cortamos el boniato en dados. En una olla calentamos un poco de aceite de oliva y sofreímos el puerro con una pizca de sal marina.
Añade el boniato y deja que se dore un poco. 
A continuación incorporamos los garbanzos y el caldo de la cocción necesario para cubrir ligeramente todo el guiso. Yo también añado el trocito de alga kombu de la cocción de los garbanzos.
Cuando el guiso comience a hervir, saca un poco de caldo en un vaso y diluye el tahín en él, cuando compruebes que no quedan grumos lo añadimos al guiso.
Cuando se retome el hervor, baja el fuego y deja que se cocine a fuego lento durante 15 minutos hasta que se espese el caldo y se liguen bien los sabores. Apaga el fuego y deja que repose unos minutos antes de servir.  Seguro que te sorprende, el tahín de aporta un toque distinguido y hace que el caldo espese quedando delicioso. Que aproveche!




"-¿Qué es la soledad?-pregunta el Principito- Es un reencuentro consigo mismo y no debe ser motivo de tristeza, es un momento de reflexión." Antoine de Saint-Exupéry.